Rufa, la hermana de Tato, llega a la corrala procedente directamente de Cachorrilla, el pueblo natal de Manolo y Tato, con la intención de vender unas ovejas a su hermano y de paso instalarse en la gran ciudad. La vulgar chica, de cara regordeta y entrada en carnes, descubre de repente que Benito puede llegar a ser el amor de su vida. Desde ese momento, el chapuzas se convierte en el principal objetivo de la recién llegada, que lo somete a una persecución implacable, ante lo cual Benito desespera. En otro orden de cosas, Manolo y Compañía debe presentar los papeles de Hacienda de la empresa si no quieren tener problemas y, para colmo, instalar una persiana en el piso del mismo inspector que les visita.